Heart in a Cage

Publicado: 03/10/2015 en Personal

Aliviada un poco de mi gran exabrupto de angustia, sigo caminando en el hielo fino de mi voluntad de vivir. Siento grietas bajo mis pies, y no sé cuánto tiempo más pueda controlarme, pero creo que, al menos por un tiempo, puedo seguir avanzando. Hay momentos en los que simplemente quiero hundirme y no volver a luchar, quiero rendirme y acelerar el final… Pero, al mismo tiempo, me duele tener que rendirme.

Siempre me costó entender por qué tengo que adaptarme al mundo en el que no quiero vivir, pero, en realidad, no tengo mucha más opción. Sé que el suicidio es la crisis máxima de sentido y el único acto de libertad, mas no puedo resignarme tan pronto al sinsentido de mi vida. Tal vez, allá afuera o adentro mío, sepa al fin si tengo alguna misión en este mundo.

Hoy me levanté tras soñar con un hijo que no tengo, pero que quiero tener. Mi Aegon el Improbable me llamó en sueños para que no me vaya sin haberlo traído. Me recordó las ansias de ser madre que laten en lo profundo de mi alma, el instinto más básico y más importante que nos ha otorgado la evolución. Tal vez yo no quiera vivir, pero no puedo negarle a mi Imposible su derecho a intentarlo.

Insisto y resisto, siendo yo misma mi mayor enemiga. Me niego a vivir, pero también a rendirme. Busco, simultáneamente, cómo vivir y cómo morir. Mientras combato mis fantasmas, mi corazón sigue latiendo en su jaula.

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